
Tengo un bulto en el pecho… me contaba hace unos días una paciente que había pedido que por favor le adelantara una cita porque estaba muy preocupada.
Me han consultado por este motivo muchas veces y siempre con mucha ansiedad.
Es normal porque asociamos casi inmediatamente «bulto en el pecho» con cáncer de mama, pero tienes que saber que no todos los bultos en el pecho son un cáncer de mama y que no en todos los cánceres de mama el síntoma principal es un bulto en el pecho.
La inmensa mayoría de las consultas relacionadas con la mama, aproximadamente el 90 %, se deben a síntomas de enfermedades benignas de los que quiero hablar hoy para que las conozcas mejor. Probablemente esto no elimine la angustia que produce descubrir una alteración en la mama -siempre hay que descartar que se trate de un cáncer-, pero puede ayudarte a tener otra perspectiva.
Tu pecho tiene tres tipos de tejido: el glandular formado por unos 15 o 20 lóbulos mamarios donde están los conductos responsables de producir la leche, el tejido adiposo («grasa») y el tejido conectivo que sujeta a los oros dos. Cuando estos tejidos se alteran puedes notar los siguientes síntomas:
Dolor
Como muy bien sabes, la mama cambia durante el ciclo menstrual, respondiendo a los distintos niveles de hormonas y también cambia a lo largo de la vida (embarazo, lactancia, menopausia) por el mismo motivo.
Las hormonas causan retención de líquidos lo que aumenta la tensión y la sensibilidad que puede convertirse en dolor, un síntoma muy frecuente (afecta a más del 80% de las mujeres en algún momento de su vida) y que en general no tiene más importancia que la incomodidad que provoca.
El dolor cíclico es el más habitual, empieza como una semana antes de la regla y suele ser bilateral, aunque una mama puede notarlo más que la otra. Desaparece cuando comienza la menstruación. Se alivia con medicamentos analgésicos. Pocas veces hay que recurrir a otros tratamientos como los de tipo hormonal.
El dolor que no tiene relación con el ciclo menstrual es menos frecuente y suele darse durante la cuarta década de la vida.
Hay dolores mamarios cuya causa se encuentra en otras zonas del cuerpo como las articulaciones y músculos cercanos o los pulmones y órganos gastrointestinales. Dependiendo de la causa habrá que tratarlo.
Algunas veces el dolor en las mamas aumenta con la misma ansiedad que provoca y simplemente con convencer a la paciente de que no tiene un cáncer los síntomas mejoran mucho.
Salvo excepciones, como el cáncer inflamatorio o el localmente avanzado, el dolor mamario no suele estar relacionado con enfermedad maligna.
Bultos.
La mayoría de las veces un bulto en el pecho no será un cáncer de mama, y cuanto más joven seas más probable es que si te notas un bulto sea un quiste o nódulo benigno. Puede notarlo mientras te duchas, durante un autoexamen mamario, o bien el médico en una revisión rutinaria.
En general son lo que llamamos «fibroadenomas», bastante frecuentes en las mujeres entre 2o y 35 años. El 80% mide entre 1 y 3 centímetros. Pueden crecer, mantenerse igual en el tiempo e incluso disminuir de tamaño.
En mujeres menores de 25 años la ecografía es la principal prueba para el estudio, ya que a esa edad la mamografía es más difícil de interpretar debido a la densidad de la mama. A veces será necesaria también una biopsia.
Un fibroadenoma es lo que tenía la paciente de la que hablo al principio.
Un fibroadenoma debe observarse y controlarse periódicamente para detectar cualquier cambio. Otra opción es el tratamiento quirúrgico.
Aunque lo más probable es que se trate de algo benigno recuerda que cualquier bulto debe ser examinado por tu médico, no importa la edad que tengas.
Múltiples quistes (mastopatía fibroquística).
Es muy frecuente en la tercera y cuarta década de la vida, tanto que hay quien no la considera como una enfermedad sino como una alteración del desarrollo normal de la mama.
Se caracteriza por la presencia de numerosos quistes y «fibrosis» del tejido mamario. La fibrosis se debe a alteraciones del tejido conectivo, que se nota duro al tacto parecido al que se forma en una cicatriz y los quistes suelen estar llenos de líquido.
En algunas mujeres produce molestias que pueden aliviarse con un sujetador adecuado, aplicando calor o con analgésicos
La ecografía y la mamografía son necesarias para descartar la existencia de un cáncer y hay algunas pacientes en las que los síntomas mejoran bastante cuando se convencen de que no se trata de patología maligna.
Si tienes una mastopatia fibroquística es aconsejable que tengas controles frecuentes, aunque no aumenta el riesgo de cáncer de mama sí puede enmascarar los síntomas.
Piel enrojecida o engrosada.
Puede corresponder a una «mastitis» es decir una inflamación de la mama, frecuente si estás en período de lactancia porque los pequeños conductos que segregan la leche quedan «atascados» y se infectan pero también puede producirse en cualquier otro momento. Como en otras infecciones puede acompañarse de fiebre, dolor y cansancio.
Normalmente se trata con antibióticos y se alivia aplicando compresas húmedas y templadas sobre el pecho varias veces al día.
Si tras el tratamiento antibiótico no hay mejoría es muy importante que vuelvas al médico, porque aunque la mastitis tampoco aumenta el riesgo de malignidad sus síntomas son parecidos a los del carcinoma inflamatorio, un tipo de cáncer de crecimiento rápido.
Secreciones por el pezón.
Es un síntoma que causa bastante ansiedad y que representa el 7% de las consultas por alteraciones mamarias.
Si la secreción es bilateral, muy probablemente sea benigna y causada por un desequilibrio hormonal.
A veces estas secreciones son amarillentas o verdosas y suelen deberse a cambios fibroquísticos de los que hablábamos antes.
Las secreciones sanguinolentas angustian mucho a las pacientes, pero la mayoría de las veces se deben a papilomas (una especie de pequeñas verrugas) dentro de los conductos de la leche y en general son benignos. Estos papilomas son más frecuentes en la cuarta década de la vida.
Como ocurría con los bultos, cuanto más joven sea la mujer más probable que sea un proceso benigno.
Pero de nuevo debemos confirmarlo con una mamografía y una citología del líquido, pues cualquier tipo de secreción mamaria también puede deberse a un cáncer.
No nos olvidemos de los hombres.
Existe una alteración mamaria que es muy frecuente en hombres, la ginecomastia que no es más que el crecimiento del tejido glandular mamario en los varones.
Se da en muchos adolescentes (60 al 70%) sobre todo entre los 12 y 15 años de edad y no se considera enfermedad aunque puede causar mucha preocupación en las madres si no lo saben.
También es muy frecuente en varones mayores un aumento de la grasa de la zona mamaria. No se considera una verdadera ginecomastia ya que sólo es un acúmulo de grasa pero a veces se trata quirúrgicamente por motivos estéticos.
Resumen
Ante cualquier alteración de la mama debes acudir al médico e incluso debes acudir a tus mamografías de screening aunque no tengas ningún síntoma, pero recuerda que en la inmensa mayoría de las veces se tratará de patología benigna.
Recuerda también que el modo más seguro de vencer a un posible cáncer de mama es detectarlo cuanto antes.
Como siempre ,de gran ayuda,gracias por dejarnos un poko más trankilas,pero como bien has dicho,atentas a cualquier cambio y poder descartar cualquier anomalía,gracias por tu información,un saludo
Gracias y un saludo también para ti.